Un aditivo alimentario es cualquier sustancia que se añade intencionalmente a los alimentos durante su producción, procesamiento, envasado o almacenamiento para realizar funciones tecnológicas específicas. Estas funciones pueden incluir realzar el sabor, mejorar la textura, preservar la frescura, extender la vida útil, agregar color y mantener el valor nutricional. Los aditivos alimentarios pueden ser sustancias naturales o sintéticas y se utilizan en diversos productos alimenticios y bebidas para lograr cualidades o características específicas deseadas.
Los aditivos alimentarios sirven para varios propósitos en la industria alimentaria. Pueden mejorar el sabor, la apariencia y la experiencia sensorial general de los alimentos, haciéndolos más atractivos para los consumidores. Los aditivos también pueden contribuir a la seguridad alimentaria al prevenir el deterioro, inhibir el crecimiento de bacterias dañinas y reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos. Además, los aditivos ayudan a satisfacer las demandas de los consumidores en cuanto a conveniencia, variedad y mayor vida útil de los productos alimenticios.
Los ejemplos comunes de aditivos alimentarios incluyen conservantes (p. ej., benzoato de sodio), potenciadores del sabor (p. ej., glutamato monosódico), emulsionantes (p. ej., lecitina), estabilizadores (p. ej., goma xantana), edulcorantes (p. ej., sucralosa) y colorantes (p. ej., tartrazina). Estos aditivos se someten a rigurosas evaluaciones de seguridad y están regulados por autoridades gubernamentales para garantizar que sean seguros para el consumo dentro de límites específicos.